Discurso de inicio y lineamientos de gesti�n, Federico Sturzenegger

Buenos d�as,

Estamos viviendo nuevos tiempos y quiero comenzar esta gesti�n d�ndoles a conocer las ideas y principios con los que espero poder trabajar con todos Uds. Como dice Javier Cercas en �Anatom�a de un instante�:

Poco nos denigra m�s como sociedad pol�tica que practicar una falsa �tica, que �en lugar de preocuparse de lo que realmente corresponde al pol�tico, el futuro y la responsabilidad frente a �l, se pierde en cuestiones [�] sobre cu�les han sido las culpas en el pasado y que [�] pasa adem�s por alto la inevitable falsificaci�n de todo el problema, una falsificaci�n que es el resultado del inter�s rapaz de vencedores y vencidos en conseguir ventajas morales y materiales de la confesi�n de culpa ajena.� [1] El esp�ritu con el que abordamos la gesti�n que nos toca es el del futuro, no el del pasado. As� es como hay que enfrentar el tiempo presente. Como dijo el Presidente Mauricio Macri la noche de su triunfo electoral, el pa�s no puede quedarse en el revanchismo y los ajustes de cuentas. La energ�a hay que ponerla en lo que est� por venir, en c�mo construir el futuro que todos queremos para nuestro pa�s y nuestros hijos.

Es con este esp�ritu que quiero hablarles para esbozar las l�neas de trabajo que hoy empezaremos a transitar. En otras palabras, en este primer mensaje definir� las l�neas estrat�gicas que tendr� el Banco Central de la Rep�blica Argentina, que tengo el honor de haber sido invitado a presidir.

Quiero aprovechar este momento para hacer algunas reflexiones referidas a los lineamientos fundamentales sobre los cu�les basar� mi gesti�n hacia dentro de la instituci�n. Hace unos a�os llev� a cabo la transformaci�n de una de las entidades de este sistema: el Banco Ciudad; donde trabajamos, primordialmente y con �xito, sobre la reconstrucci�n del orgullo de pertenecer a tan importante instituci�n p�blica. Por eso quiero hablar unos minutos sobre ese desaf�o, el de potenciar el orgullo de todos nosotros de ser parte de esta entidad. Una de las m�s importantes, sin dudas, del tejido institucional del pa�s.

Para plantearlas, nada mejor que comenzar por nuestra Carta Org�nica, que en su art�culo 3� define los objetivos de nuestra instituci�n:

�El banco tiene por finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las pol�ticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo econ�mico con equidad social.�

F�jense qu� interesante c�mo est� redactado. Lo que aqu� se enumer� no est� en orden alfab�tico, est� en orden de prelaci�n o importancia. Siendo as�, la Carta Org�nica nos dice que la estabilidad monetaria es el objetivo primordial del Banco Central. Esto quiere decir, por sobre todas las cosas, tener una inflaci�n baja, en otras palabras: tener una moneda confiable. Tambi�n implica tener una inflaci�n previsible y una moneda libremente convertible. Cuando el Presidente me convoc� para esta tarea, me dijo que �vamos a renovar nuestro voto de confianza� y que mi misi�n primordial ser�a �devolverle la moneda a los argentinos� y �respetar la independencia del Banco Central�. Bien orientado el Presidente, ya que nos pide justamente lo que nos exige nuestra Carta Org�nica.

Nuestro vicepresidente, Lucas Llach, lo expresa de una manera interesante. Dice �l: �el gobierno tiene varios acreedores: receptores de transferencias, empleados, proveedores, tenedores de deuda, etc.. Pero debemos entender que los tenedores de pesos tambi�n son acreedores del Estado. La gente usa su esfuerzo y su trabajo para adquirir los medios de pago con los cuales lleva adelante su vida. Y nuestra instituci�n vela por esos acreedores, a quienes es obligaci�n de esta instituci�n proteger. Hemos dejado demasiado tiempo desamparado al tenedor de pesos. Y es desde la perspectiva de este acreedor que debemos pensar nuestro rol.� En s�ntesis, esto quiere decir que el foco central de esta instituci�n ser� fortalecer nuestra moneda, que no es otra cosa que lograr una inflaci�n en l�nea con los par�metros internacionales.

Para reforzar el concepto, afirmo que esta instituci�n prestar� m�s atenci�n a la evoluci�n de la inflaci�n, que al valor del d�lar, que en los �ltimos tiempos ha resultado una obsesi�n, justamente por no haberse focalizado en el verdadero problema. Cuidar el valor del peso es asegurarnos que la inflaci�n sea baja, no que el d�lar est� quieto. No nos debiera interesar tanto si con un peso se compran m�s o menos d�lares, sino velar por el poder adquisitivo de esos pesos en bienes. Nuestra �funci�n de reacci�n� como se suele referenciar en los trabajos acad�micos, debe responder a cambios en la evoluci�n de los precios y no necesariamente a la evoluci�n del d�lar.

Este cambio de eje requiere movernos hacia un sistema de metas de inflaci�n con flotaci�n administrada del tipo de cambio. Retomaremos la tarea que nuestro actual Ministro de Hacienda y Finanzas tuvo que dejar inconclusa en el a�o 2004.

Superado el paso inicial de la normalizaci�n de nuestro mercado cambiario, r�pidamente empezaremos a plantear el marco, los objetivos y el tiempo por el cual trabajaremos en una transici�n hacia una inflaci�n en l�nea con la de la enorme mayor�a de los pa�ses del mundo. Este ser� el objetivo indeclinable de esta instituci�n.

Es el momento de hablar del plan de normalizaci�n cambiaria, o lo que se conoce en la jerga como el �fin del cepo�. No debi�ramos detenernos mucho. El cepo es una an�cdota, un pa�s no puede funcionar si la actividad econ�mica se ve trabada, como sucedi� durante los �ltimos 4 a�os. Desde la imposici�n del cepo la econom�a dej� de crecer. Algunos piensan que contuvo la demanda de d�lares. Yo pienso que, en realidad, lo que hizo fue destruir la oferta de divisas. Por ello que hay que salir de esta trampa y abocarse a ello en lo inmediato. Adicionalmente, vale recordar, que un r�gimen de flotaci�n, aunque administrada, permitir� recrear las condiciones de crecimiento de nuestra econom�a. Hace unos a�os, en un trabajo publicado en el American Economic Review con mi colega Eduardo Levy Yeyati, mostramos que los pa�ses con reg�menes cambiarios m�s flexibles hab�an logrado, desde la salida del sistema de Bretton Woods, mayores tasas de crecimiento que aquellos que ten�an sistemas de tipo de cambio m�s r�gidos[2]. Un sistema con metas de inflaci�n con tipo de cambio flotante ser� el norte de la pol�tica monetaria en nuestro pa�s.

Salgamos un momento de lo nominal para detenernos en aquello que llamamos �el tipo de cambio real�. Como sabemos, �ste refleja los niveles de productividad de la econom�a. El franco suizo tiene gran poder adquisitivo porque la econom�a suiza tiene una gran fortaleza y alt�simos niveles de productividad. Por el contrario, una econom�a debilitada, ineficiente, sin productividad, necesita un tipo de cambio m�s depreciado para compensar su ineficiencia interna, certeza demostrada por la teor�a de Balassa-Samuelson. No hay atajos: para fortalecer el peso tenemos que fortalecer nuestra econom�a. Es importante tener presente esta relaci�n. Las experiencias de atraso cambiario prolongadas, en general no han resultado positivas, y no s�lo en Argentina, sino tambi�n cuando se revisa la experiencia internacional[2][3]. Por eso, en la medida que lo permita el objetivo de estabilidad de precios, este Banco buscar� preservar la competitividad del tipo de cambio. En lo particular, no nos temblar� el pulso para evitar que flujos de capitales de corto plazo nos aprecien el tipo de cambio m�s all� de lo razonable.

Vale la pena un pie de p�gina sobre la medici�n de la inflaci�n. Quiero comunicarles que ha quedado felizmente en el pasado una Argentina donde la realidad se ocultaba detr�s de estad�sticas inventadas. Una etapa donde se prefiri� negar la realidad a enfrentarla. Una etapa enloquecedora donde se dec�a que lo que era blanco era negro, y que lo que era negro era blanco. As� gastamos energ�a en discutir si blanco o negro, en lugar de ponerla en resolver los problemas que hab�a que atender. Es una definici�n de gobierno que sus instituciones y sus funcionarios nunca m�s ejercer�n esas pr�cticas y siempre hablar�n con la verdad. Un punto central para una instituci�n como �sta, que vive de las se�ales que emana y la confianza que construye.

Pasemos entonces al segundo punto que menciona el art�culo 3� de la Carta Org�nica: la estabilidad financiera. Es correcto el �nfasis de este punto como el m�s relevante luego de la estabilidad de precios. Porque es por esta via que el Banco Central podr� aportar al �ltimo objetivo: el del desarrollo econ�mico con equidad social. Debemos decirlo con todas las letras: el haber bastardeado al peso, nos ha imposibilitado generar instrumentos de ahorro en pesos, y sin ahorro no hay cr�dito y sin cr�dito no hay progreso. Cuando estaba en el Banco Ciudad, compart�amos todos los empleados la enorme felicidad de trabajar en una entidad financiera, porque las entidades financieras crean �plazo� en los activos financieros. En otras palabras transforman pasivos, t�picamente de corto plazo, en activos de largo plazo. Los bancos crean tiempo, nos dan tiempo. Y son esos activos financieros de largo plazo los que le permiten a una familia comprarse su casa, a un empresario de una PyME hacer crecer su negocio o a una gran empresa lanzarse a invertir en proyectos transformadores de la matriz econ�mica del pa�s. Pero claro, sin moneda no hay ahorro, sin ahorro no hay cr�dito y sin cr�dito no hay desarrollo. Sin un sistema financiero fuerte tampoco hay equidad distributiva, porque s�lo pueden invertir los que ya tienen dinero, sosteniendo entonces, las estructuras econ�micas pret�ritas y rest�ndole dinamismo a los procesos de movilidad social ascendente. Ah� estamos. Con un sistema financiero transaccional, es decir, depositario del dinero que necesitamos para nuestras operaciones y prestatario de lo que sobra de esto. Un sistema financiero magro, cuyos dep�sitos y cr�ditos privados representan un 16,8% y 14,0% del PBI respectivamente, bien magros cuando los comparamos, por ejemplo, con el 66,8% y 74,4% que representan en Chile.

Con lo cual, resulta obvio que este es un tema a trabajar. Y claro, empieza con el primer punto, el de recuperar la fuerza de la moneda Argentina. Podemos ayudar a transitar ese camino de manera m�s r�pida. Por ejemplo, no deber�amos dejar de evaluar un sistema parecido al de la Unidad de Fomento chilena. Un mecanismo que ellos lanzaron cuando ten�an niveles de inflaci�n parecidos a los nuestros, y que les permiti� construir el sistema financiero que hoy tienen, 6 veces m�s grande que el nuestro. Pensar que s�lo en cr�ditos hipotecarios Chile tiene, en t�rminos del PBI, una vez y media el sistema financiero argentino.

Un mecanismo de estas caracter�sticas le permitir� a los bancos captar dinero, cuyo valor real estar� preservado para el depositante. Un instrumento que tender� a que olvidemos al d�lar como instrumento de ahorro, que posee un valor mucho m�s incierto y con un acotado potencial de contribuci�n a la econom�a. Queremos el ahorro de los argentinos convertido en cr�ditos productivos e hipotecarios, fomentando el crecimiento de la econom�a, y no d�lares en una lata o en una caja de seguridad. Debemos recuperar la cultura del ahorro y transmitirla a nuestros hijos. Seremos responsables de regular c�mo ese ahorro debe ser prestado por los bancos. S�lo para dar un ejemplo de lo que esto implica, vale recalcar que permitir� ese viejo anhelo de que la cuota de un cr�dito hipotecario sea menor a la de un alquiler. En un ejemplo que no me cansar� de repetir, un cr�dito hipotecario con una tasa de inter�s de, digamos, el 1%, en unidad de cuenta, podr�a permitir un cr�dito a 30 a�os con una cuota parecida o por debajo a la de un alquiler. Siendo concreto, para un cr�dito de $750.000, la cuota mensual inicial ser�a de $2.211 y el ingreso familiar requerido de $7.371. El sue�o de la casa propia estar� al alcance de todos muy pronto.

Sigue la agenda del sector financiero, no s�lo aumentando su materia prima, el ahorro, y apuntando a duplicarlo en tama�o en el pr�ximo lustro, sino tambi�n mejorando sus niveles de competencia. He comprobado personalmente que el sector es fuertemente competitivo, pero debemos empujarlo a�n m�s. Porque la competencia es la �nica garant�a para que se trabaje cabalmente y en toda su potencialidad en favor de la gente. La habilitaci�n de corresponsal�as bancarias, la facilitaci�n del proceso de apertura de sucursales, la mejora en los niveles de competencia en el procesamiento de las transacciones, asegurar el acceso a instrumentos crediticios como el c�digo de descuento a todos quienes puedan intermediarlos, perfeccionar la competencia en los rubros de seguros y transporte de caudales, son algunos de los pasos a seguir.

Aumentar la calidad de nuestro sector financiero es la manera en que esta organizaci�n va a contribuir al desarrollo. Muchas veces se pens� que esta organizaci�n iba a ayudar al desarrollo creando dinero, ya sea para dar cr�dito o para simplemente expandir la demanda agregada. Pero la idea de que la creaci�n de dinero per se permitir� el desarrollo nos ha llevado por el mal camino. No necesitamos abundar en ejemplos, propios y ajenos. Pero basta recordar, sino los �ltimos cuatro a�os de alta inflaci�n y nulo crecimiento, quiz�s de manera m�s dram�tica el largu�simo per�odo entre el a�o 75 y el a�o 90 donde Argentina tuvo sus registros de inflaci�n m�s altos y su contracci�n econ�mica m�s prolongada. Cuando empez� ese per�odo, al 75 me refiero, ten�amos un ingreso semejante al de Espa�a y para el 90 hab�amos ca�do al 46,8% del mismo. Recuerdo a un taxista durante aquel tiempo que me dijo ��Cu�ndo aprender� el gobierno que no se puede hacer plata con plata?�.

Es parad�jica esa visi�n, porque es justamente la contraria a la que consideramos correcta. No es la alta inflaci�n la que va a crear crecimiento sino justamente la baja inflaci�n. Porque un aumento excesivo de la emisi�n genera inflaci�n, con lo cual los recursos as� lanzados al sistema se transforman en un impuesto que financia al Estado sin impacto final en la demanda agregada. Y en general, como dije antes, las econom�as con altos y malos impuestos tienden a no crecer lo esperable. Por el contrario una inflaci�n baja propende a crear un clima de negocios que s� impulsa la genuina creaci�n de riqueza.

Mejorar la transparencia del sector y simplificar la manera en que los precios se comunican a los clientes son todos elementos de la agenda. Siempre enmarcados en la preservaci�n de uno de los grandes logros de esta instituci�n y del pa�s durante las �ltimas d�cadas: un sistema regulatorio prudencial de nuestro sector financiero, que aleja los riesgos de crisis sist�micas en el sector.

La agenda en este punto se enfoca en la extensi�n del sector financiero a la totalidad de la poblaci�n, uno de mis principales proyectos. Hace unos a�os el Banco Ciudad, junto con el Banco Santander, fue uno de los pioneros en la habilitaci�n de sucursales en zonas marginales. Debemos asegurarnos que el sector financiero llegue a cada rinc�n de nuestro pa�s y a cada argentino.

Finalmente, tenemos un tercer punto en la agenda que es el de medios de pagos. En el corto plazo quiz�s tambi�n debamos repensar las caracter�sticas de nuestro circulante, ya que mantenemos las mismas denominaciones hace ya muchos a�os, a pesar que los precios se hayan multiplicado m�s de 10 veces. Pero la agenda verdadera es que ayudemos a la bancarizaci�n, que es la formalizaci�n de la econom�a. En su versi�n ideal propendiendo a una econom�a sin circulante, un objetivo quiz�s lejano pero que no por ello deja de ser un norte claro.

Porque una econom�a sin circulante, es una econom�a donde la corrupci�n, la informalidad, la evasi�n impositiva, y el narcotr�fico, ven su accionar dificultado. Una econom�a bancarizada es una econom�a m�s justa, porque su formalizaci�n permite que las cargas tributarias se repartan m�s equitativamente, haci�ndolas m�s bajas para todos.

Tenemos una agenda aqu�, porque en el mundo se est� dando una revoluci�n en los medios de pagos. Hoy vivimos con un dispositivo en el bolsillo que es tel�fono, supercomputadora, o posnet. Debemos trabajar para lograr que la gente abra una cuenta bancaria desde su celular, o que pueda enviar dinero a sus parientes en otros pa�ses sin tener que moverse de su casa. Medios de pago deber� ser la gerencia que nos lance a un futuro m�s eficiente y m�s justo. Tenemos una gran tarea aqu�, de ramificaciones diversas, como la de consolidar como pr�ctica la comunicaci�n electr�nica con los clientes, eliminando el papel y contribuyendo a la preservaci�n de nuestro medio ambiente.

Termino con unas reflexiones sobre lo que coment� al principio. El sentido del orgullo. Como les dec�a este fue un norte claro durante mi paso en el Ciudad. Un paso que empezaba con detalles que eran s�mbolos, como cuando me quedaba en un cajero autom�tico que no funcionaba hasta que se arreglara, porque una organizaci�n nunca puede darse el lujo de olvidar su objetivo, en aquel caso servir al cliente, y no hacerlo bien. Por eso medir la calidad de la atenci�n, mejorar la calidad de los espacios f�sicos, o contestarle un tweet a un cliente enojado, fueron todos elementos de una agenda que ten�a que ver con ese objetivo de recuperar el orgullo de ser parte de esa instituci�n.

Llego al Banco Central con gran entusiasmo pero con una gran humildad. Soy consciente del enorme capital humano con el que cuenta esta instituci�n. Y tratar� de responderles con trabajo, pasi�n y dedicaci�n.

Para terminar, quiero decir que s� que durante estos �ltimos a�os, muchos pudieron sentir que el acomodo y el amiguismo primaron sobre el esfuerzo y la calidad profesional. Nuestra gesti�n viene a establecer lo opuesto. Creemos en la meritocracia y sabemos que ustedes creen en lo mismo.

Privilegiaremos al personal de carrera, al que le daremos m�s y mejores oportunidades de progreso y crecimiento. Las reuniones empezar�n en el horario pautado, porque el respeto comienza respetando el tiempo del otro. Y con estos par�metros, saldremos a defender juntos los objetivos que nos tracemos, y cuando logremos una baja inflaci�n, un sistema financiero fuerte y un pa�s m�s justo, podremos decir con el mayor orgullo, que somos parte de un Banco Central profesional que le presta servicios de excelencia a todos los argentinos.

Muchas gracias a todos. Les deseo un buen d�a y a trabajar entonces para construir todos juntos ese futuro.

[1] Javier Cercas (2009): Anatom�a de un instante. Editorial Random House Mondadori, p.109.
[2] Levy Yeyati, E. y Sturzenegger, F. (2003): "To Float or to Fix: Evidence on the Impact of Exchange Rate Regimes on Growth." American Economic Review, 93(4): 1173-1193.
[3] Eswar S. Prasad & Raghuram G. Rajan & Arvind Subramanian (2007): "Foreign Capital and Economic Growth," Brookings Papers on Economic Activity, Economic Studies Program, The Brookings Institution, vol. 38(1), pages 153-230.
[4] Levy-Yeyati, Eduardo & Sturzenegger, Federico & Gluzmann, Pablo Alfredo (2013): "Fear of appreciation," Journal of Development Economics, Elsevier, vol. 101(C), pages 233-247.

14 de diciembre de 2015

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